El Espiritú del tiempo... Parte I

Estamos tan enajenados de nosotros mismos que me asusto.
Me siento triste porque la vida me ha mostrado que existen seres humanos espectaculares que se pierden en la banalidad, en el ruido, en el facilismo, en la imagen y abandonan todo lo que inician. Es terrible ver cómo la imagen nos manipula, como los medios de comunicación atan a los seres humanos de una forma sutil a realidades creadas específicamente para volvernos menos seres y menos humanos. Lo peor es que ni siquiera quienes no vemos televisión estamos a salvo porque las “tendencias” que promueven en todos los niveles de la existencia (económico, social, cultural, político) nos afectan.
La gente tiene los ojos vendados...creen más en lo que escriben, dicen y piensan otros que en lo que creen por sí mismos. Nunca nos enseñan a pensar en las escuelas, a sentir, a tener paciencia, a perseverar, sino que se esmeran para que memoricemos miles de cosas carentes de fundamento que, por razones demasiado obvias, olvidamos después. Es por eso que llegan después las emisoras, la “música”, la moda, la televisión, el internet, las drogas, la religión, las posturas políticas y se meten en nuestras vidas, en todos nuestros espacios, en nuestra familia, incluso en el espacio con nosotros mismos, en nuestra intimidad como seres humanos ya que siempre tenemos ahí la deliciosa invitación a hacer cosas “más chéveres”, "más fáciles", en lugar de combatir nuestra debilidad, el miedo que nos da estar solos, pensar por nosotros mismos, amarnos, aceptarnos, escucharnos, descubrir quienes somos y construirnos como individuos… SIEMPRE es más fácil que nos digan qué hacer.

Lo gracioso de todo es que nos enorgullecemos y se nos salen las babas diciendo que somos “LIBRES”, que somos “AUTÉNTICOS”, que somos “ESPECIALES”…cuando en realidad somos todo lo que las tendencias quieren que seamos.
Amo las palabras de Ernesto Sabato en “Resistencia”…me inspiran en lo más profundo.
¿Qué es resistirse? Es la forma de relacionar tensión con la intensidad, algo totalmente matemático. Existe una fuerza de gran intensidad que quiere someternos y a la que creemos mayor que nosotros. Sin embargo, lo que nadie nos dice nunca es que a mayor resistencia (oposición ó como queramos llamarlo) MENOR intensidad…Entonces ¿por qué no resistir? Porque a lo mejor somos pocos los capaces de darle un significado digno y propio a semejante palabra. Resistir no es pelear ó salir a las calles y boicotear las tiendas, quemar las emisoras, los canales de televisión, cortar las conexiones de Internet, ni mucho menos matar gente, secuestrar, imponer nuestra visión del mundo y volvernos unos dementes salvajes.
Resistir es encontrar esa verdad que habita en el corazón de cada uno de los seres humanos y que nos permite pacífica y certeramente decir NO a todo lo que intentan meternos.

Me considero una mujer que resiste en lugar de una mujer que sobrevive.
Me considero una mujer que cree en la humanidad, que cree en lo bueno que ve en las personas, en el mundo real y no en el mundo “pseudo-real” que fabrican otros para nosotros y que lastimosamente, muchos humanos han aprendido “de memoria”.
Prefiero resistir porque sé que en este momento no hay más opción debido a la intensidad de la manipulación que hay en el mundo. Prefiero vivir mi vida alejada lo más que pueda del ruido, de las distracciones del alma, de la enajenación, de todo lo que me impide ser Diana y ver mi realidad como es, sentir la alegría de conocer otras personas, disfrutar de una conversación, ver un amanecer, disfrutar de buena música, de la leche (me encanta), de un buen libro, de pensar, de cultivar amistades, de aprender de la naturaleza, de mantenerme en silencio, de amar a un hombre y valorar las cosas exquisitamente hermosas como un árbol dándole la bienvenida a la primavera ó una futura madre paseando con orgullo su vientre lleno de vida.
Prefiero valorar estas cosas porque en ellas está la vida, no en la mentira ni en lo impuesto.

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